Su dilatado reinado, de 44 años de duración, es uno de los más largos de la Corona británica, eso sí, superado con creces por Isabel II, que lleva ya más de 60 años en el poder.
Isabel I, hija de Enrique VIII, que se casó seis veces, está considerada una de las grandes monarcas de la historia de Inglaterra, que gobernó durante la era dorada de este país. No sólo afirmó a Inglaterra como potencia política y económica, sino que propició un gran desarrollo cultural. Bajo su mandato vivieron personajes ilustres como William Shakespeare o Christopher Marlowe; pero también corsarios como Francis Drake, que contribuyó (además de los elementos) en la derrota de la gran flota enviada por Felipe II a conquistar Inglaterra, o Walter Raleigh, que participó en la toma de Cádiz en 1596.
Isabel I apoyó a los protestantes, persiguió a los católicos y creó la Iglesia de Inglaterra, independiente de Roma, que consolidó el anglicanismo. En 1587 decapitó a María Estuardo, la reina de Escocia, en el castillo de Fotheringhay, que murió como una mártir católica. Esta ejecución provocó el enfrentamiento definitivo entre Inglaterra y la España católica, que a pesar de la ruina económica que la guerra ocasionó a ambos países, consagró la supremacía marítima de Inglaterra e impulsó su expansionismo.
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